Es fundamental identificar que el proceso de capacitación y entrenamiento debe ser visto con un enfoque centrado en la mejora de la persona, es decir, desde una perspectiva que no solo busca una educación para adquirir conocimientos teóricos con la finalidad de adaptar al trabajador en su puesto o área de trabajo, sino que con un compromiso más profundo que garantice la satisfacción propia del personal al desarrollar su trabajo.

El memorizar conceptos o aprenderse reglas de trabajo de manera metódica, no son suficientes, debe existir un sentido sobrenatural de compromiso, ética y profesionalismo que nos dé un poder de discernimiento y análisis en situaciones reales en el ambiente de trabajo para saber tomar las mejores decisiones, convirtiéndose en un nuevo reto para el personal a todos los niveles, desde los directivos hasta los operativos y de apoyo.